Phone sex, sexting, instant messaging, chat rooms, live web cams, sitios online de ligue, mundos virtuales en línea, intercambio de fotos y videos en vivo, sin mencionar Skype, Facebook, Instagram, Twitter— no hay fin a la lista de los nuevos retos que enfrentan las parejas desde hace una docena de años. Ahora que existen todas estas variantes, hombres y mujeres por igual navegan el internet en busca de un escape de sus relaciones maritales o noviazgos. No tienen que tocarse, pero pueden estar horas y horas de muchos días metidos en un conversaciones o video llamadas hasta virtualmente olvidarse de que tienen una pareja en el mundo real. No es de extrañarse porqué las relaciones de hoy son tan frágiles, tan listas al quiebre.
Muchos de los transgresores se defienden con el argumento de que «no creen que sea poner los cuernos ya que no ha habido contacto físico», y en efecto, las leyes no contemplan esto todavía de forma rigurosa. En Estados Unidos dicen que este tipo de conductas no serán consideradas como adulterio a menos que se demuestre que hayan determinado la causa principal del divorcio. Para echar más leña al fuego, se ha visto que el número de mujeres cometiendo estas infidelidades ha aumentado de tal forma que ya es igual de probable que cualquier parte se vea causando el fin de una relación.
Se han creado nuevas apps como el Snapchat, en las que los mensajes, fotos y videos se borran después de haber sido vistos, aunque, no estarán borrados del todo ya que si existiera una orden judicial, la app estaría obligada a mostrarlos para un litigio puesto que sí los tiene en sus archivos. Aparte de esto, la app permite tomar screenshots o pantallazos de lo que se está mostrando, lo cual implica un nivel de riesgo también en cuanto a dejar rastros concierne. Viendo estas limitantes del Snapchat, el mismísimo panelista del Shark Tank, el millonario Mark Cuban, mandó desarrollar una app similar llamada CyberDust, con la diferencia que en ésta los contenidos sí son de hecho permanentemente borrados de todo lugar y aunque sí permite tomar un screenshot, la app notificará al que envía si esto es algo que su interlocutor hizo. Al parecer la secrecía y anonimatos de quienes comunican contenidos sensibles es algo que la tecnología se está tomando muy en serio, y el show no se detiene ahí:
Estaba leyendo un artículo que describe cómo en el futuro, la tecnología estará ofreciendo métodos para que pueda existir la estimulación física que hoy falta en el ciber-adulterio. Se está desarrollando un producto llamado «Mojowijo», el cual es un juguete sexual con control remoto el cual permite a una persona generar estimulación en el órgano sexual de otra desde una locación distinta. Este dispositivo tendrá versiones para cada género. Asimismo, se encuentran en etapas experimentales otros tipos de estimuladores remotos, como sábanas y artículos de ropa que tendrán una función similar al Mojowijo.
Así que el futuro se ve brillante para los infieles y para los abogados de lo familiar por igual, puesto que estas barreras del no-contacto serán derribadas y habrán aún más recursos legales para proceder las demandas de divorcios con causa. Sin embargo, mucha gente se sigue preguntando si más allá de lo legal, estoy hablando ahora del terreno moral, la ciber infidelidad constituye una falta a su compromiso de pareja, partiendo claro está, de que nunca haya habido ese contacto físico. La verdad de las cosas es que lo que se ha visto con frecuencia en parejas que enfrentan esta problemática es que si bien no hay ese contacto, a veces los engañados hubieran preferido que sus parejas tuvieran un acostón de una noche que terminara esa tentación a cambio de la infinidad de horas de ausencia emocional y física que vivieron durante esta experiencia. También notaron que la actividad sexual de su relación disminuía considerablemente ya que ésta se estaba llevando a cabo frente a una webcam. Finalmente, era casi una constante que quienes tenían una ciber relación de infidelidad terminan tarde o temprano haciendo contacto físico con la otra persona, no importa qué tan lejos vivan uno del otro.
Supongo que si alguien se pregunta si está cometiendo una falta o un adulterio al engancharse en una relación ciber sexual debería dejar de preguntárselo a sí mismo y más bien consultarlo con su pareja, preguntarle a su pareja qué piensa al respecto. Si el navegar sitios de porno, de ligue, de video chats con o sin costo, sería considerado por su pareja como una falta a la relación. Y bueno, ya en esos menesteres, creo que aparte de esa consulta la otra debería ser a sí mismo y figurar cuál sería su propia respuesta suponiendo que su pareja viniera a hacerle la misma pregunta. Es tan real ya lo que virtualmente sucede y es tan amplio el campo de área gris que en verdad me pregunto si durante las etapas de dating o dentro de los inicios de la relación deberían platicarlo las parejas creo que casi con un checklist de lo que consideran una falta porque el espectro que hay es bastante amplio. Personas se molestan porque alguien acepta amistades nuevas en el facebook, porque tiene cuentas en más de una red social, o el pecado mortal: tiene más de una cuenta en una sola red social a la vez. Otros consideran que subir selfies es una invitación, otros fiscalizan los participantes o lugares de imágenes compartidas en las que sus parejas aparecen o peor aún, se etiquetan. Así que como dicen, si no quieres arrepentimientos pues que no hayan promesas porque quien acepta los celos es porque quiere los celos.