People, Self-improvement

EP021 ¿Accidente o Vicio?

Estaba viendo esta entrevista con el ex-jugador de la NBA, Jay Williams. El jugaba para los Bulls y estaba en el top de su juego para cuando tenía tan sólo 21 años.  El relata cómo en su contrato laboral estaba estrictamente prohibido para los jugadores de los Bulls andar en cualquier tipo de motocicleta.  Jay Williams se describe a sí mismo a esa edad como un rebelde soberbio sin límites.  Así que lo primero que hizo fue, claro está, comprarse una moto y subirse e involucrarse en un accidente tan fuerte que no sólo lo dejó fuera de las grandes ligas del basquetbol, por poco lo deja fuera por completo de su movilidad.  Tardó mucho tiempo en recuperarse, al día de hoy es comentarista del deporte en la televisión.  La razón por la que está ahora teniendo el reflector es debido a la salida de su libro autobiográfico «Life’s no accident».  Dentro de sus relatos, Jay identifica plenamente su inhabilidad para manejar el dinero que empezó a llegarle en abundancia y que escaló a convertirlo en una persona insoportable y arrogante, dicho en sus propias palabras, «no se estaba convirtiendo en el hombre que él quería convertirse.»

Mientras tanto, estuve la semana pasada en el cine viendo la última película de Joaquin Phoenix, «No te preocupes, no irá lejos», basada en la vida del caricaturista John Callahan, quien después de una vida de alcoholismo extremo y de un grave accidente que lo deja parapléjico, decide cambiar su vida y transformarla en algo más trascendental, no sólo en función de su actividad creativa como caricaturista, sino como guía para otras personas envueltas en espirales auto-destructivas como la que él mismo vivió.

Qué increíble es ver cómo las cosas que definen nuestro presente en un momento dado pueden ser totalmente opuestas en otro momento de vida.  Jay Williams decía a sus 21 años que su carrera profesional como jugador de futbol americano lo definía, era su vida, mientras que ahora él reconoce que lo que lo regía era su soberbia y su ambición.  John Callahan estuvo totalmente gobernado por el alcohol y después de su accidente lo que definía su vida era la supervivencia.  Encuentro personas que toman orgullo en algo y subordinan su vida a ese concepto o valor. Aquí una lista de algunas de las cosas que personas piensan es lo que los define: (interesante es ver que frecuentemente lo que comunican es una tapadera del verdadero concepto oculto detrás.  Esta dinámica transforma la aspiración del ser en un fantasma al cual persiguen y rara vez alcanzan.)

+ Su trabajo o profesión            + Su status jerárquico o corporativo

+ Su familia                                  + Su apellido

+ Su salud                                     + Su cuerpo

+ Su relación                                + Su codependencia

+ Su dinero                                   + Sus deudas

+ Sus virtudes                              + Sus vicios

+ Sus metas                                  + Su discapacidad

+ Sus logros                                  + Sus fracasos

+ Su talento                                  + Sus reconocimientos

+ Su religión                                 + Sus dogmas

+ Su popularidad                          + Sus seguidores y likes

+ Su sexualidad                            + Su decepción

+ Sus amigos                                + Su soledad

Nada es permanente, especialmente un status quo mental; pero ¿qué se necesita para cambiarlo? ¿Un accidente casi mortal? ¿una gran pérdida? ¿una bancarrota? ¿éxito desmedido o una repentina gran fortuna? O en otra instancia aún más profunda, ¿alguna otra persona como agente de cambio o disruptor? Esto último puede funcionar en doble sentido ya que podría la influencia de alguien llevar a otra persona a la excelencia o a las penumbras.  Y es que es eso que uno siente como algo tan importante en su presente mental lo que puede estar deteniéndote o alimentándote.  Pensamos que vamos haciendo lo mejor que podemos de la vida pero ¿quién nos dice si es así? ¿quién desde afuera y sin sesgos nos dirá si en efecto parece ser que lo que hacemos es lo mejor? Más aún, ¿a quién le importaría?  En algún lado leí una vez que el amor es una brújula pero el corazón es el faro que alumbra el camino.  Supongo que lo que que muchas veces niega la verdadera brújula de nuestra vida es la incapacidad de discernimiento y elegir creer en mentiras aún cuando sabemos que lo son. El vicioso defiende sus vicios y el mañoso defenderá sus mañas pero hasta los vicios pueden resultar ser accidentes y creo que no necesariamente lo serían si lográramos visualizarlos con claridad y lucidez a manera de lecciones para continuar el juego de vivir.

 

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