En esta segunda parte de mi repaso por el 2021 expondré lo más raro, feo o de plano, odioso del año. En verdad no quiero elaborar mucho en ciertos temas como la miríada de películas y series mediocres producidas por Netflix desde los cinco continentes. Es un problema que hace perder tanto tiempo pero supongo que para todo hay público. En mi caso voy a mencionar éstas cuatro:
- «Pig» con Nicholas Cage. Una verdadera alucinación surreal inverosímil y para ser honesto, carente de cualquier sentido de credibilidad. Esa misma credibilidad que a la peli le falta es la que a Cage le sobra en el showbiz para que le siguen dando luz verde a cualquier proyecto que presenta. ¿Será que por el dinero es el único que levanta la mano? Lo interesante es cómo logran colocarle co-protagonistas con buena reputación como lo fue Adam Arkin en esta ocasión. Como todo, hay buenas críticas de ella pero quizás un oscuro sub-mundo de chefs y sous chefs salidos del Club de la Pelea sea plausible para algunos cuantos. Para mi, no pasa de ser un enfoque más a un lugar común.
- «Coming Out Colton». Después de su fiasco en «The Bachelor», este documental explora el dirigido proceso de expiación y epifanía queer del exjugador de la NFL, Colton Underwood al embarcarse en un viaje para abrazar su nueva vida como miembro de la comunidad LGBTQ. Lo veo tan falso y manipulado como una temporada de las Kardashians. Particularmente, la fiesta de salida del clóset así como la sesión Q&A con la nana Fine y su ex-marido gay me llegaron como muy inventados y fingidos.
- «He’s all that». Mi ganadora, en empate, de lo peor, peor, peor que este año accidentalmente tuve la mala fortuna de sintonizar. En aras de experimentar la nostalgia noventera de «She’s all that» con Freddie Prinze Jr. y Rachel Leigh Cook fue que me puse a ver este fallido intento de resucitación del gastado concepto de pigmaleón. No hay un solo momento gracioso, ni siquiera lindo. Es un total no.
- «Prey». Siempre me ha gustado el cine hecho en Alemania. Pensé que ésto me daría una noche de suspenso y sorpresa. Pues sí me sorprendieron con ese final absurdo e inconcebible. Toda la película estuve al borde de mi asiento pero para decidir pararme por algo de comer sin ponerla en pausa. Aléjense de esta pérdida de vida plagada de «misterios» que más bien son incredulidades.




Todos los años hay una buena cantidad de producciones de terror. Es un género inagotable que en los últimos años ha cobrado más facultad de taquilla y streamings. Pero así como hay tantas nuevas entregas, también muy pocas logran tener ese impacto de genialidad tenebrosa que va más allá de un sobresalto o un slasher deplorable. Este año, esa película de bajo presupuesto que se aferró a un solo recurso ingenioso para causar miedo, vino de México y se llama «El Exorcismo de Carmen Farías». Hace falta más que una casona vieja en medio de un bosque para aterrar al público. Mejor suerte (y budget) para la próxima. Decididamente ésta es mi selección de empate en lo peor de 2021. Lo triste es que no salió directo al streaming, fue producción para salas y logró burlar a una buena cantidad de público ya que no le fue tan mal en la venta de boletos. Supongo que el tema de las posesiones continúa generando ese morbo que nos hace dar siempre una oportunidad más.
Y hablando de lo que fue la taquilla, quizás no siempre vaya de la mano con calidad. Este año tuve dos grandísimas decepciones: la primera fue la tan esperada «Sin Tiempo para Morir» del 007. Ya le dediqué toda una entrada en mi blog anteriormente así que mencionaré la otra, «Old». Este nuevo intento de Night Shyamalan parecía, como siempre, una buena premisa que a la hora del habitual giro de tuerca final se fue por el lado equivocado y nada más no cuajó. Improbable en su narrativa, se sentía más como un episodio de 45 minutos del nuevamente cancelado «Twilight Zone» que un largometraje de 18 millones de dólares de costo con Gael García Bernal lidereando el elenco. Es un hecho, de cada 10 películas de este director/escritor, sólo 2 resultan verdaderamente buenas. Los estudios siguen creyendo enorme en él. El público sigue aceptándolo porque, ¿a quién queremos engañar? nos encanta que nos cuenten una buena historia de misterio.

En música no diré mucho, sólamente una cosa. Una GRAN cosa. ¡11 premios Billboard Latinos para el artista (casi lo entrecomillo) Bad Bunny! ¿En serio? Admito que no soy fan del reggaetón porque casi todas las canciones se me hacen iguales pero en el caso de Bad Bunny me quedo corto. Ganó Hot Latin Song, Canción del Año, Colaboración Vocal del Año, Artista Masculino del Año, Album del Año, entre otros. Escuché sus más reproducidas en el Spotify y la mayor parte de su disco YHLQMDLG. En serio que no doy crédito. Fue como escuchar la misma canción 15 veces. En beat monótono, mensaje insulso y voz auto tuneada hasta el cansancio; haber arrasado este año en los Billboard se me hace desquiciante. En fin, me siento al escribir esto un poco como mis papás cuando me cuestionaban qué veía yo de original en la música de Cyndi Lauper o de Prince.

Finalmente, tengo este issue que fue traído a mi atención por Bill Maher en una de sus «New Rules». Esto es el tema de nuestra persistencia e insistencia en agotar el medio ambiente y este hogar que llamamos «Tierra». El menciona cómo los millenials, centennials y generación Z atacan y culpan a los Boomers, a los Gen Xers y la Gen Y de que simplemente soltamos el balón y nos enfocamos por completo a la producción, la posesión y el dominio antes que en la sustentabilidad y la responsabilidad ambiental. Amplía en cómo nuestra indolencia les va a costar a ellos y a sus descendientes. Esto es cierto. Sin embargo, dicho esto, algo que queda claro es que las nuevas generaciones no están haciendo tampoco mucho para cambiar el status quo. Están obsesionados con las selfies y mostrar en dónde están derrochando su dinero, qué indulgencias están disfrutando y casi todas ellas requieren una gran huella de carbono: fancy steak dinners, viajes intercontinentales hasta en jets privados, invasión a la naturaleza con Razrs, alpinismo, rappel, etc. Semanas en cruceros, artículos de lujo con pieles exóticas, los safaris no se cancelan y los autos eléctricos son sólo un engaño para elevar el ego. Maher pone en la mesa esta pieza de información para poner las cosas en perspectiva: la tercera persona en el mundo con más seguidores en Instagram es Kylie Jenner, por muy poco casi empatada con el segundo, Leonel Messi. Ella tiene más de 290 millones de seguidores. ¿Qué cosas comparte en su cuenta habitualmente? Sus viajes en su jet privado, sus sesiones de maquillaje con su marca los cuales se producen con dudosa procedencia de sus componentes y también originan piratería contaminante alrededor del planeta. Photo Op’s de útima moda en locaciones exóticas, pieles de mink y zorro en abrigos y vestidos así como de cocodrilo en sus bolsas y calzado. Pero todos quieren ser ella, de ahí, la millonada de seguidores incluso más que su hermanastra, Kim Kardashian. Cuando tenía 21 años fue nombrada por Forbes como la más joven millonaria en la historia. Su contraparte, con un estilo de vida totalmente opuesto, sería la ambientalista sueca Greta Thurnberg. Ella es la que se rehúsa a viajar en automóvil o en avión. Se desplaza con bicicleta, tren o en barco de velas (gasp!) Disgustada perennemente con los multimillonarios y los gobernantes del mundo, vegana y en contra de la tala de bosques. Instigadora de la desobediencia civil como una voz de su generación. Después de ser nombrada persona del año 2019 por la revista Time, fue criticada mordazmente por el mismo Trump aún siendo ella una menor de edad. Todo eso y sin embargo, menos de 14 millones de seguidores en Instagram. Ni siquiera el 5% de Kylie. Y casi tienen la misma edad (Kylie 26 y Greta 18). Queda claro con esto que, más urgente aún que el concepto de ejemplo a seguir es el de la modelo a seguir. Seamos francos entonces y aceptemos que el planeta está condenado y que las nuevas generaciones detengan la hipocresía y la cancelación: desean las mismas comodidades y el mismo consumismo irresponsable de siempre. Que eso persista en plena entrada al 2022 en todas las generaciones y con toda la información que hay disponible, lastimosamente se me hace un gran lowlight de este año.


Pues con esto, sólo me resta desearles a mis dos lectores lo mejor para el 2022 lleno de mucha prosperidad, fertilidad en la vida y en los negocios y sobre todo, de mucha risa y gozadera con las personas más amadas. Agradezco la inspiración y los nuevos sueños para seguir escribiendo y compartiendo, nada me gusta más, por ello agradezco aún más a quienes toman el tiempo de leerme, de corazón les mando un cálido abrazo y ¡¡Nos leemos en enero!!
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