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EP068: Vallarta Swan Song

La primera vez que visité Puerto Vallarta fue hace 26 años exactamente. Me fascinó todo lo que vi: exuberante naturaleza, las montañas llenas de vegetación pegadas a la playa con un mar hermoso e invitante. Una comunidad de tradición mexicana aún pintoresca pero con ambiciones de crecimiento, especialmente por la cantidad de nuevos habitantes norteamericanos, canadienses y alguno que otro europeo. No me extrañó que la Taylor y Richard Burton se enamoraran aún más y pusieran casa acá porque por supuesto que yo también quise ese sueño en el instante.

Calle principal de la Zona Romántica

Lo más cercano que estuve a comprarme una casa en Vallarta fue adquirir un tiempo compartido que duraría 25 años. Una que otra vez hice intercambios a otros sitios pero creo que al menos los últimos 15 años han sido en este puerto. ¿Qué pasó durante esos años en Vallarta? Cuando recién llegué, el ambiente gay era algo que apenas empezaba a formarse en el área «romántica» de Vallarta, recuerdo el ahora ausente bar llamado «Kit Kat» como uno de los primeros. El ambiente que creció allá fue principalmente impulsado por los jubilados americanos y canadienses que compraban alguna propiedad de residencia y otra para negocio. A lo largo del tiempo vi cómo muy bonitas boutiques, bistros y galerías de arte eran la regla del lugar, la mayoría por parte de emprendedores extranjeros. Sería entrando el nuevo siglo que empecé a percibir el cambio: las galerías de arte empezaron a ceder paso agencias de bienes raíces y los restaurancitos se convertían en antros o salas de masaje. La playa de «Los Muertos» que atendía especialmente a clientela gay empezó a crecer en popularidad y de esta manera Puerto Vallarta poco a poco se convirtió en el destino turístico gay más concurrido y buscado en México. Después iniciaron los festivales gay como Latin Fever que atraían público literalmente de todo el mundo.

Entrada del hotel Sheraton Buganvilias Time Shares

Mientras tanto, ¿qué estaba sucediendo del otro lado del pueblo? De igual forma se empezó a registrar mucho movimiento en desarrollos turísticos de gran escala así como de nuevos fraccionamientos para vivienda de locales. Este crecimiento se orientó hacia el norte, e inició fuerte en un área llamada Punta de Mita, la cual conocí cuando no había absolutamente nada más que unas playas fuera de este mundo. Esta área ya no se encontraba en el Estado de Jalisco, al cual Puerto Vallarta pertenece, sino que se sitúa en el límite con el Estado de Nayarit. Ahora este sitio está lleno de resorts de alto nivel, marinas llenas de yates y fraccionamientos con propiedades millonarias. Los negocios que se fueron creando para ese rumbo tenían más que ver con interiorismo, venta de electrodomésticos high end e incluso un Home Depot. Hacia esta área se encuentra la ahora legendaria playa de «Sayulita», famosa por su ambiente hippie y su cultura de surfing.

Así que fui testigo de todo este crecimiento de Puerto Vallarta. Vi cómo Soriana, Wal-Mart, Comer y ahora ya hasta Chedraui llegaron a ocupar kilómetros cuadrados de superficies vallartenses. Vi cómo plazas comerciales y tiendas departamentales diversas se construyeron por todos lados. Vi cómo infinidad de condominios verticales de diseño vanguardista se erigieron en medio de las casitas con techos de tejas que solían distinguir al lugar como típico mexicano. Vi como el precio de los condominios que costaban en aquel entonces 150,000 USD ahora valen 1,000,000 USD. En este viaje pude ver en esa carretera que va hacia Colima la cantidad de desarrollos hoteleros, de condos, de casas que a simple vista dejan claro que lo último que les importó fue el impacto ecológico del entorno. En mi opinión, es una tristeza lo que han permitido, pero es cualidad tan humana la incapacidad de tolerancia a la naturaleza.

Después de 25 años, mi última semana de tiempo compartido se ha consumido. Adoro al puerto y me llevo tantos recuerdos y experiencias que fueron tan características de las edades que me iban permitiendo vivirlas. Así que de lo que más me llevo son estas vivencias de lugares y actividades que en verdad han sido fantásticas, algunas de ellas como para cada año volverlas a hacer:

Los desayunos en Freddy Tucan, si no almuerzas increíble ahí no sé dónde lo harías. Mi almuerzo favorito: unos huevos benedictinos que pedí con espinacas y camarones que nada más de acordarme ya quiero que amanezca.

El spa del Hotel Sheraton, Maiaví. Yo soy un junkie de los spas, a donde quiera que viajo busco siempre visitar uno. Bueno pues éste spa no le pide nada a lo que haya yo visto en Las Vegas, Cancún o Bangkok. Una maravilla hasta el último detalle, imperdible. A veces hasta visité dos veces en la misma semana.

Entrada al área privada del spa «Maiavé»

Las cenas en «El Brujo», mi restaurante de mariscos favorito quizás de todo México. Tienen un filete de pescado llamado «Filete 4 de septiembre», coincidencia con mi cumpleaños. Cuenta la leyenda que la esposa del dueño comparte cumple conmigo y él confeccionó ese platillo para ella y bueno, pues en 10 años que he comido ese filete, la receta y la calidad no cambian una pizca. De lo mejor para cenar en Vallarta.

Los paseos por el malecón. He visto cómo evolucionó a convertirse en algo muy agradable especialmente a la hora de la puesta del sol. De pronto lo remodelaron con mucha escultura artística a lo largo del paseo, algunas piezas surrealistas de Alejandro Colunga (nacido en Guadalajara) y de Sergio Bustamante (originario de Culiacán pero con total pertenencia a Jalisco). Es en verdad algo que aunque sea una vez debe ser recorrido de principio a fin. En el día del Grito de Independencia la fiesta se pone buena entre fuegos artificiales y bailables por todo el camino.

Los trayectos a la playa de «Las Animas» y el espectáculo nocturno «Rhythms of the night». Sólo es posible llegar en barco a ambos sitios que están próximos uno del otro. Para desplazarse a esta playa, hay que ir en lancha, las cuales salen desde la playa de «Mismaloya». Al ir hacia «Las Animas» puedes hacer escala en unos riscos y esnorklear entre un montón de peces de todos colores; ¡una vez hasta me topé casi de frente con un barracuda! Para ver ese espectáculo á la Cirque du Soleil, hay que viajar en una embarcación que zarpa casi al caer la noche y al término del show que está de primer nivel, por cierto, lo pasan a uno a cenar un buffet increíble. Excelente opción turística.

Las playas de Nayarit son mis favoritas. Han cambiado mucho al paso de los años, y lamentablemente no para bien. Las han desarrollado a lo pobre y por eso han admitido mucho desorden, escombros y ambulantaje que sólo contaminan la vista y el entorno. Sin embargo, aún quedan algunas que valen muchísimo la pena. Mis menciones: «La Chacala», «Lo de Marcos», «Los Venados» y «Los Ayala». Cuántas veces estuve ahí y las únicas personas éramos yo y el señor que me preguntaba si quería otra cubeta de cervezas.

Los colores del atardecer en la playa de «Los Venados»

Ir a caballo por la playa, por las montañas y las cascadas siempre fue lo máximo para mi. Lo disfruté casi cada año. Sin embargo, los últimos tres años descubrí los jardines botánicos de Vallarta y cada vez que asistía me quitaba el aliento ese contacto con la belleza de la naturaleza. Cientos de orquídeas y bromelias de todos tipos no sólo te reciben sino que te acompañan por todo el trayecto. En esta ocasión, mientras tomaba un agua de jamaica en el balcón de la casa de anfitriones, era yo rodeado de unos 10 colibríes de todos colores quizás saludándome, quizás conociéndome. No lo cambio por nada, ni un minuto en ese lugar es desperdicio.

En éste mi último viaje, visitaré el famoso «Café des Artistes» que nunca tuve oportunidad de conocer. Mi reserva es para mañana a las 19:00 horas y estoy algo impaciente, debo admitir. Es la última actividad programada de mi viaje. El farewell perfecto a un sitio mágico que tanto me compartió, que tantos sueños me generó y sobre todo, que me aportó las más hermosas sorpresas como pocos sitios lo han hecho.

¡Hasta pronto Vallarta! Me llevo todo en mi corazón y prometo traerlo de regreso algún día más pronto que tarde.

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