Al inicio veía los programas de «Acumuladores» («Hoarders» en inglés) y sentía un intermedio de náusea y fascinación a la vez. Parecía una visita inadvertida al universo de una persona con profundos problemas internos, la verdad es difícil decir uno en específico: baja autoestima, pereza extrema, apego y codependencia, TOC, personalidad limítrofe, se me ocurren. Eran montañas y montañas de cosas apiladas, retacadas, tiradas, colgadas, enterradas, y con ellas todo tipo de plagas bajo un mismo techo. Los vecinos de estas personas invadidos de cucarachas y ratones sin poder hacer mucho más que hablar al exterminador más frecuentemente de lo normal. Una vez vi a una mujer que tenía múltiples gatos como mascotas viviendo dentro de su casa, incluyendo tres cadáveres ya planos del tiempo que llevaban muertos. Luego vi la película con Jessica Lange y Drew Barrymore llamada «Gray Gardens» que retrataba a Edith Bouvier y su mamá, primas de Jackie Kennedy, en una situación similar pero en los Hamptons. Esta película me recordó a una amiga que se crió en el corazón de San Pedro Garza García y pues, en efecto, vivían en el más prestigioso código postal de México pero su casa era un viaje al pasado en total acumulación y descuido.
Pues cuántas veces no vemos hasta en nuestras propias familias, hasta en nuestra propia casa(!) que de alguna manera nos ponemos a guardar y guardar cosas hasta que de pronto ya ni siquiera percibimos la falta de espacio para disfrutar del hogar. Entonces es que de pronto empezamos a ver flashazos de «make overs» en distintas vías, por ejemplo, «Queer Eye for the Straight Guy» (ahora sólo «Queer Eye» al expandir su proyección a todas las orientaciones y sexos), «Renovators», «House Hunters», «Income Property», «Extreme Makeover, Home Edition», y hasta «Mega Cribs» en MTV. Honestamente, más de la mitad de estos shows no son más que vehículos de ensueño porque lo que hacen es llevarle el presupuesto a la persona con suerte de la semana y cambiarle toda su casa sin preguntarle mucho de nada en el proceso. Claro que quedas apantallado con lo que logran al final de cada episodio y dices «ojalá un día yo….». Lo que es un hecho es que la preocupación por mantener nuestras casas en orden se ha disparado. Tan solo este año, la red social Pinterest ha registrado 14 millones de búsquedas de términos relacionados con la organización en el hogar y esto ha detonado la aparición de un nuevo oficio: Consultor(a) de organización en el hogar. El origen de esta nueva vocación surge de Japón y no es algo nuevo, de hecho, se viene trabajando desde hace tiempo pero los conceptos que antes tomaron los ingenieros para adaptarlos a las empresas (las 5 S’s) ahora las re-trabaja la nueva gurú japonesa, Marie Kondo, en un nuevo concepto que ella bautizó «KonMari».
Yo recuerdo haber estado en algún puesto laboral que me expuso al programa de las 5 S’s japonés, en el cual, los hábitos que se fomentaban en los empleados y trabajadores en general iniciaban con una «S» en japonés:
JAPONES |
CASTELLANO |
Ahora, el método KonMari nos dice tres cosas básicas:
- Al ordenar, hay que distinguir las siguientes categorías: Ropa, Libros, Papeles, Misceláneos (cocina, baño y garage) y objetos con valor sentimental. En este orden se debe atacar el problema.
- Sólo se han de conservar los objetos que nos brinden felicidad al tocarlos, usarlos, tenerlos.
- De todo objeto que nos deshagamos vamos a despedirnos con gratitud por el servicio y utilidad que nos haya brindado.
El twist aquí es que Marie Kondo o la Consultora Certificada en su método que contratemos sólo estará unas horas del proceso, estiman que una casa de dos dormitorios tomaría probablemente no menos de 10 lecciones de 3 a 5 horas cada una. El resto lo hace el dueño por su cuenta a lo largo de unas 6 a 8 semanas. Lo más interesante de todo es el costo de esta consultoría: de $60 a $150 dólares la hora. Así que una casa como la descrita aquí tomaría un presupuesto de unos $7,500 dólares. Certificarse como Consultor de KonMari tiene sus costos y camino de superación también. Tan sólo asistir a un seminario de Marie Kondo cuesta $2,000 dólares!
Bueno, pues yo ya vi al menos 3 episodios del show de Marie Kondo y mientras que en algunos veo un proceso verdaderamente terapéutico en los dueños, en otros veo que hay cambios internos que modifican semblante y conducta de los interesados. El furor que hay ahora por Marie Kondo es de locos y hay ya detractores de sus métodos. Muchos diseñadores o consultores de decoración de interiores aseguran que si le dijeran a sus clientes «bueno aquí te dejo, me voy por hoy nos vemos pasado mañana a ver cuánto pudiste avanzarle» seguro se quedarían sin su cartera. Por otro lado, gente critica que ella recomiende deshacerse de cosas que no traen felicidad, o sea, cosas inútiles y sin uso, y no incentiva a comprar nada nuevo. Claro que muchos detractores vienen del mundo de la moda ya que hoy lo que busca esa industria es el «Fast Fashion», prendas de precio bajo que duran poco en sus materiales y construcción así como en su diseño para que los consumidores las usen tres o cuatro veces y luego las descarten. Este proceso es altamente contaminante al medio ambiente, pero con lo que no contaban es con que la mitad de los compradores del fast fashion conservan sus prendas aunque en todo un año no las usen una sola ocasión. Lo que creo es que el aproximamiento KonMari es sólo uno de tantos para deshacerse del acumulador que llevamos dentro. Es un hecho que llenarse de cosas al grado de que tenemos que caminar «de ladito» por la casa o bien, que de sólo mirar todo lo que hay tirado nos gane la pereza de siquiera empezar es de verdad contrapunteado con el bienestar físico y mental.
La desorganización provoca estrés, genera cansancio y quita tiempo. También afecta a la concentración. Según un estudio de la Universidad de Princeton, el desorden nos entorpece a la hora de concentrarnos en una sola tarea porque afecta a nuestro cortex visual. Otra investigación de la publicación especializada Personality and Social Psychology Bulletin revela que las personas que viven en casas desordenadas tienen más probabilidades de sufrir depresión o fatiga. Entonces, si es bueno para nosotros el cultivar el hábito del orden y la limpieza, ¿porqué nos resistimos tanto? No será el único hábito bueno del que nos gusta alejarnos: hacer ejercicio, ahorrar, estudiar, leer, trabajar, cocinar, etc. Quizás el tratamiento KonMarie debería empezar dentro de nosotros antes que otra cosa.