Anoche me tocó ver este filme francés al que le pusieron el título en español de «Por un hijo», en inglés «Custody», pero en francés «Jusqu’à la garde», lo que se podría traducir en «Hasta la custodia». Ir a ver esta película en sí fue un sacrificio, sólo había una función en un sólo cine en toda la ciudad, pero había escuchado suficientes comentarios favorables así que lo decidí y fui. Estaba solo en esa sala. Quizás eso influyó en el enorme impacto que esta película me causó. La peli va sobre el litigio en la custodia de los hijos de un matrimonio ahora divorciado.
Bien dicen que para cada historia hay dos versiones y el inicio del filme es escuchar por parte de los abogados de ambas partes la suya. La juez de lo familiar les responde de una manera aparentemente mordaz en ese momento, pero al avanzar la historia puede uno darse cuenta que ella estaba siendo bastante asertiva: «estoy aquí para determinar quién de Ustedes miente mejor.»
Terminé con nudo en garganta y lágrimas en ojos, una historia tan cercana a lo que vemos cada día a todos niveles socioeconómicos. La consigna de que «los hijos lo son todo» en muchos padres y madres se torna en una competencia frecuentemente atizada por la presión familiar y social. Muchos padres piensan que el que digan los demás que a sus hijos «no les falta nada» se desata en una carrera de regalos que no dejan nada más que deudas para ellos y malos comportamientos para sus hijos.
Pero ¿qué hay del otro lado, del lado donde lo que no hay son regalos materiales sino maltratos y estigmas? Cuántas veces vemos que el papá o la mamá son los bullies más importantes en la vida de un niño, pero decirlo está fuera de contexto. Nadie les cree o de pronto los papás actúan de una forma enfrente de los demás pero de otra muy distinta cuando nadie los ve. Casas de vecinos donde se escuchan los gritos de los niños y la mamá pero sólo en horas en que el papá está ausente. Niños que reciben golpizas de sus papás por cualquier pretexto para que el padre les demuestre no sé qué cosa.
Yo lo que digo es esto: cuando los niños crecen y los padres se avejentan, ¿qué mantiene a los ahora nuevos adultos de no devolver la moneda a sus captores? ¿Quiénes son lo suficientemente afortunados de haber sido un padre o una madre abusivo y no obstante gocen del afecto y respeto de sus ahora adultos hijos? Si un padre puede controlarse de golpear a un niñito entonces ese niñito podrá controlarse de no golpear a un anciano.
De esta forma me pregunto qué motivantes tienen algunas parejas de procrear si lo que van a ofrecer es dolor y angustia. En algunos casos, este terrorismo familiar será adormecido con regalos materiales pero la huella traumatizante no se borrará tan fácilmente. Está película muestra un enfoque en el que querer la custodia de un hijo no es más que una obsesión por vencer a la otrora pareja, en propinarle una lección. El único rehén es el mismo hijo. Aunque no lo muestre esta película en su plano temporal, creo que un mensaje que desea comunicar efectivamente es que lo que se pierde como padre en la infancia de un hijo tomará toda una vida para recuperarse.