El otro día me topé con esta imagen. Aquí la complicación o la sencillez de vida. Al parecer la decisión está en uno mismo. Todo mundo te dice qué hacer y qué necesitas. Parece que resulta muy fácil, ¡pero nadie te dice cómo hacerlo! Las preguntas siempre son: cómo le hago para dejar de fumar, cómo le hago para enflacar, cómo le hago para ser exitoso, cómo puedo encontrar el amor, cómo puedo conseguir libertad financiera, cómo puedo mejorar mi relación, y la lista sigue y sigue. Todos sabemos qué queremos, qué pensamos necesitamos. Pocos saben el camino para obtenerlo, pero aquí lo que comentaba con un amigo: ¿porqué entonces los que sí obtienen lo que desean frecuentemente pierden su fascinación por ello? Al momento de tenerlo, se esfuma. Y se crea una nueva necesidad, un nuevo deseo. La insatisfacción prevalece.
El agradecimiento por lo que nos llega se desvanece, las cosas buenas que caen a nuestra vida de pronto se vuelven fortuitas y las cosas no tan buenas se maldicen y se niegan, muchas veces sin ningún aprendizaje, simplemente en huída. Si lo que prevalece hoy es el sentir que si no se es popular entonces no se es escuchado y si nuestra voz no se oye, si nuestra vida documentada no es interesante (sin likes), entonces no hay existencia. No importa cuántos likes te den en tus redes sociales, sólo dime: ¿y cuál es el like que realmente te cuenta? ¿El de tu novi@? ¿El de tu mamá? ¿El de tu papá? ¿El de tu mejor amig@? ¿el de tu mentor? Porque debería ser que cuando se tienen estos likes, los demás pasen a un segundo plano, ¿no? Think again. Nos engañamos en esa insatisfacción porque la mente nos dice qué es lo que debemos necesitar. Este tipo, Prem Dayal, lo dice en su libro «¡Me vale madres!»: ten cuidado con lo que entra por tus ojos y tus oídos porque tu mente te manipulará para hacerte pensar qué necesitas y eso que pienses no necesariamente será tu necesidad, válgame la redundancia.
De esta forma, querer no es igual a necesitar y tener no necesariamente es felicidad. Conozco a mucha gente a la que no le falta nada aún teniendo suficiente para lujos y sin embargo, sienten profunda insatisfacción a pesar de ello. Creo que en este momento podría redefinir el opuesto a felicidad alejándome del sustantivo obvio de infelicidad. El antónimo de felicidad hoy por hoy debería ser apatía. Un desinterés por la vida, por las bendiciones que deberíamos procurarnos o que nos llegan. Tendemos a involuntariamente recordar o invocar en nuestro pensamiento las cosas tristes o difíciles que hemos vivido con mucha más frecuencia que los momentos felices y brillantes que hemos tenido. Es más, diría yo que rara vez recordamos esos momentos. Pero esos tiempos duros, aleccionantes, siempre los traemos al aquí y al ahora. Alguien me dijo una vez que si esos pensamientos son así de recurrentes es porque están en búsqueda de resolución. Así que ¿cuál es el mejor remedio? El perdón sin duda va en primera posición en la lista. Ajá, pero ¿cómo? ¿cómo le hago para perdonar y avanzar? Supongo que el primer paso sería aceptar que nada que haya sucedido podría ser diferente. Sucedió como sucedió y de nada sirve fantasear con que pudo haber ocurrido de otra manera. El reto es qué haré al respecto. Es difícil olvidar por lo que sería recomendable una vía más suave: aprender. Todo llega para que aprendamos de ello. No es fácil, pero es más fácil que dejarlo flotando y fingir que lo borramos.
En este momento estoy haciendo el ejercicio de escribir en cada cuadrante de ese diagrama cosas de mi vida que concuerdan. Buen ejercicio, se los recomiendo. Nada como ver en blanco y negro tu agradecimiento y tu aprendizaje.
¡Buen fin de semana!
Las parejas con necesidades insaciables nunca están a gusto. Siempre quieren más o algo diferente. “Porque no bajas de peso?… Te ves muy flaco!… Ponte esta camisa… Mejor la otra… Nunca salimos a comer… No me gusta este lugar… Siempre salimos, sería mejor quedarnos en casa… etc.”
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De acuerdo contigo, Beto: La inconformidad con uno mismo termina salpicando a los demás, estar inconforme con la persona que elegimos para amar es estar inconforme con la vida que elegimos para nosotros mismos. Nadie será suficiente para la persona inconforme porque la persona inconforme genera nuevas necesidades constantemente.
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