Este mes de marzo, el día 3 para ser exactos, la revista TIME cumplió cien años de publicarse. Su primera portada mostraba a Joseph G. Cannon (R), el Presidente de la Cámara de Representantes que más duración tuvo en el puesto hasta que Dennis Hastert lo superó hasta tiempos tan recientes como el 2006. De hecho, este ejemplar se publicó el último día que Cannon ocupó dicho puesto.
La revista TIME habría cumplido un siglo de publicarse semanalmente de no ser porque apenas en marzo del 2020 cambió a ser de entrega quincenal llegando a más de 1.6 millones de ejemplares en su tiraje. Buscando honrar la gran hazaña trasatlántica de Charles Lindbergh, decidieron en 1927 publicar por primera vez su famosa edición ahora conocida como «La Persona del Año». Es preciso aclarar que esta distinción no siempre fue llamada de esta manera. Fue patriarcalmente llamada «El Hombre del Año» por más de setenta años y en todo ese tiempo únicamente en tres ocasiones se publicó como «Mujer del Año»: Wallis Simpson en 1936, la Reina Isabel en 1952 y Corazón Aquino en 1986. Para ser precisos, no fue cambiado el nombre a «La Persona del Año» sino hasta apenas el año de 1999 y dicho sea de paso que en esa edición, así como en la mayoría de las anteriores, no fue una mujer la persona del año, fue nada menos que Jeff Bezos, el dueño de Amazon.



Para hundir más el dedo en la herida, ese mismo año hicieron una conmemoración a «La Persona del Siglo», que tampoco fue otorgada a una mujer, sino a Albert Einstein. ¿Entonces para qué cambiarle el nombre si seguirían con el mismo criterio de selección?
Primordialmente para poder asignar esta mención a grupos de personas o representantes generalizados, como lo que hicieron en los años 2003, 2006, 2011, 2014, 2017 y 2018, en los que usaron como titulares como «El soldado americano», «Tu» (!), «Los protestantes», «Los luchadores del Ebola», «Las que rompieron el silencio» y a «Los guardianes de la guerra por la verdad», respectivamente; las cuales, se me hacen por igual excusas para justificar una agenda o destacar propaganda de vanagloria.

En especial con «Las que rompieron el silencio» que señalaba a las mujeres que convocaron la controversia del movimiento #metoo. La causa amerita una publicación de este tipo y en la portada aparecen mujeres de varios fondos profesionales que pelearon con todo en su contra por la justicia y la igualdad de géneros. Es solo que Taylor Swift estaba incluida en esa portada, dentro de esa distinción. ¿Cuál fue el rol de ella tan predominante en #metoo? Ella demandó a un ex-locutor de radio, David Mueller, quien de acuerdo a su versión, la manoseó en 2013 durante un evento. Después de que ganó la demanda ella externó su deseo de ayudar a aquéllas que necesitaran ser escuchadas y su propósito de hacer donativos a las organizaciones que apoyaran la causa. Sin embargo, nada de esto sucedió, ella guardó silencio a partir de ese laudo y no volvió a mencionar el tema hasta que la entrevistaron para esta edición especial de TIME, cuatro años después. Pero ella es una estrella popular y exitosa; suficiente anzuelo de venta para la revista y por ello, fue incluida. Siendo ella una marketeer probada, ella aprovechó una excelente oportunidad de RP que le cayó del cielo y a la que simplemente no podía negarse. Aquí la portada:

(La mujer oculta de la derecha es una trabajadora médica que prefirió el anonimato.)
De esta manera, el hecho de que el ejemplar de «La Persona del Año» fuera conocido como «El Hombre del Año» por 72 años y que luego de ello, del ’99 al 2022 sólo se haya otorgado a dos mujeres en exclusiva (Angela Merkel en 2015 y Greta Thurnberg en 2019) me deja perplejo.

Más aún, cuando examiné el listado de personajes a los que se les ha otorgado este nombramiento, tuve inequívocamente que investigar cuál era el criterio para decidir quién sería el recipiente. Entre algunos nombres que se encuentran en este listado destacan por ejemplo: Mahatma Gandhi, Chiang Kai-Shek, Winston Churchill, Joseph Stalin, Barack Obama, Donald Trump, Adolfo Hitler, Martin Luther King Jr., Lech Walesa, Ronald Reagan, Juan Pablo II, Rudy Giuliani, Bill Gates, y más recientemente como 2021 y 2022 Elon Musk y Volodymir Zelensky, respectivamente. (Steve Jobs es el gran ausente)

Encontré que no necesariamente se debe tratar de alguien moralmente admirable o digno de un premio Nobel. Consiste más bien sobre la notoriedad e influencia que esta persona tuvo en la sociedad americana y/o mundial durante ese año, para bien o para mal y en tal medida como para cambiar el status quo permanentemente. Varios han tenido tanta exposición que han sido nombrados dos veces (Obama, Eisenhower, Truman, Gorbachev, Nixon, entre otros) y sólo Franklin D. Roosevelt, tres.
Así que en personajes como Hitler, Putin, Stalin la mención llega como un eufemismo. En otros casos, queda en el aire la duda inevitable: Trump, Zuckerberg, Juan Pablo II, Reagan, por ejemplo. En general, cada persona galardonada así como las causas que representa han sido un motor irrefutable de polémica y controversia; generando opiniones tan encontradas en el público al grado de escalar a pugnas y conflictos que trascienden fronteras y eras.

Supongo que cada principio o causa tiene al menos dos lados de apreciación y por lo general tendrán que ver con las cuestiones que nosotros los humanos usamos para modificar el planeta en que vivimos: política, ciencia, tecnología, religión, clima, economía, progreso. Las «Personas del Año» tienen un común denominador: el cambio. Depende de nosotros discernir cuál es el cambio que queremos y atender nuestra brújula moral. Cuántas veces nuestra visión está en el lado contrario del criterio de otro individuo. ¿Estamos siendo influenciados por una posible persona del año? ¿Hasta dónde estamos dispuestos a ceder o a pelear por nuestra manera de ver las cosas? ¿Al decidir apoyar una causa somos originales o asimilados? ¿Esta causa nos hace serviles o visionarios? Hitler fue «El Hombre del Año» en 1938 y lo que para los nazis era meritorio en 1940, ahora representa la más oscura faceta de la humanidad. Quienes destruyeron a la cantante Sinead O’Connor hace 30 años cuando en 1992 denunció a la Iglesia Católica por sus abusos a menores, hoy callan para no admitir arrepentimiento después de toda la información a la que hemos sido expuestos en los últimos años.

En mi país, el actual Presidente, ha polarizado a la población como nunca antes lo había visto. Por mucho tiempo estuvimos acostumbrados a que la división social fuera entre la clase política versus la población en general. Sentíamos esa injusticia constante de ver enriquecimientos ilícitos, decisiones inexplicables en manejo de finanzas públicas originadas o por corrupción o por ineptitud, impunidades y ocultismos eternos; así que todos estábamos de acuerdo en una cosa: si no eras político o beneficiado de ellos, entonces estabas en contra de ellos. Las cosas son diferentes ahora. En este momento la división está tan diluida que ya no sé ni cuál es el significado de las palabras «fifí» ni «chairo», sin embargo, al parecer cada uno de nosotros pertenece a una o a la otra. No sé tampoco en qué momento la ideología de liberación de un sistema presidencial autoritario cambió a la de adoración de un ídolo político. Lo que sí puedo atreverme a apostar es que si TIME fuera mexicana, ahí ya habríamos visto desfilar al menos a Salinas de Gortari, al General Lázaro Cárdenas, Emilio Azcárraga, a López Obrador, al «Chapo» Guzmán, a Carlos Slim y a Vicente Fox (y para ser consistentes, ninguna mujer).
Cuando vi que la edición del 2006 de la persona del año era «TU», mi primera reacción fue un «¡por favor, pero qué patraña!». Ahora lo entiendo. Sin nosotros, sin la energía y las convicciones de cada uno de nosotros, no hay causas, no hay héroes de ningún tipo, no hay «personas del año»; en otras palabras, los dueños del éxito de alguien son los demás. A la par, estoy convencido de que el tiempo continuará destapándose como el mejor juez, sólo que es incierto si lo hará para los que merecen justicia o sólo para aquellos con perfil de «hombre del año».

Aquí la lista completa de todos los hombres y personas del año de TIME:
