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EP048: ¡Ya llegó el Mariachi!

MARIACHI VARGAS1

No me acuerdo bien desde cuándo pero de repente como que me empezó a gustar la música de mariachi. ¿Rupturas amorosas y desencantos? ¿Enamoramientos y amarres? Qué sé yo, sin embargo, sospecho que tiene que ver un poco con ser mexicano. En serio, ¿qué hace que de pronto estas canciones nos lleguen tan fuerte y directo?

No tengo una respuesta específica pero de que el amor y el desamor tienen mucho que ver, eso que ni qué. Yo normalmente catalogo las canciones como de Lado A y de Lado B. Canciones Lado A son aquéllas que incitan, son una invitación provocadora a vivir una delicia, canciones que justifican la idea de que la tentación se quita nada más cayendo en ella. Puedo citar como ejemplo de canciones Lado A algunas como «Vieras cuántas ganas tengo», «Si nos dejan», «Entrega Total», «Mujeres Divinas», «Hermoso Cariño», «Por Amor».

En las canciones Lado B es donde la tristeza y el despecho encuentran su hogar. En estas composiciones el engañado, el desplazado, el mal herido encuentra su resguardo, casi siempre acompañado de una botella. Es interesante ver cómo las canciones Lado B son más abundantes que las de Lado A. El desamor tiende a proliferar y pocos le cantan a la júbilo de sentirse enamorados. Mientras tanto, la desgracia de un amor mal pagado tiene más frecuencia que los accidentes de glorieta. En el Lado B nos encontramos dos modalidades: las canciones de odio y despecho que encierran mucha ira, mucho rencor y todo el odio jarocho que un amante pueda juntar en su corazón al ser desplazado o maltratado. Prácticamente todo el repertorio de Lupita D’Alessio o Paquita La del Barrio representan perfecto esta idea. La otra categoría de canciones Lado B son aquéllas que te adentran en una profunda tristeza y melancolía que simplemente impiden que el alma herida acepte la realidad a consecuencia de sus propios errores o peor aún, de la maldita indiferencia. Aquí se pone buena la cosa porque los ejemplos de esta modalidad son en extremo llegadores a su simple mención, no digamos a su escucha: «La Diferencia», «Se me olvidó otra vez», «De un mundo raro», «No discutamos», y mejor ahí lo dejo porque se me va el escrito a mil palabras. Yo creo que José Alfredo Jiménez se emborrachaba al escuchar sus propias canciones. Es más, seguro cada composición era una excusa para tomar más.

A todo esto, debo decir que ser mexicano te permite absorber una canción Lado A o Lado B indistintamente de una manera innata, casi automática. Aún si el alma no está pasando por ninguna pena siempre e inequívocamente habrá conmoción al escuchar una buena interpretación de una de estas canciones. Existe un tercer tipo de canción vernácula que más alejada del tema de los quereres y es aquélla que celebra la nacionalidad mexicana, que da harto orgullo de nuestro país y de haber nacido aquí. Siempre me he preguntado si este tipo de canción tiene un efecto más potente en los que aquí vivimos o en los que se fueron al norte. De cualquier manera, ya sea que causen júbilo o que causen nostalgia, el verde, blanco y rojo siempre nos ponen un brinco en el corazón y cuando se escucha de un buen mariachi y en vivo hasta se pone la carne de gallina y se revientan los botones de la camisa de puritito orgullo. Esto lo sentí cuando me di el regalo de ver al Mariachi Vargas de Tecatitlán acompañado de la Orquesta Sinfónica así como del balet regional ambos del ITESM. ¡Qué espectáculo! Y las canciones que seleccionaron, simplemente una delicia. En verdad nuestra música vernácula es un tesoro que deberíamos crecer. No sé porqué no hay ya nuevas composiciones de este género musical, de pronto se extinguieron. Como si se hubieran ido al cielo todos los compositores junto con Juan Gabriel. Necesitamos nuevas canciones Lado A y Lado B, necesitamos nuevos talentos que nos hagan sentir esa montaña rusa emocional al interpretarlas y no refritos cansados de lo mismo una y otra vez que sólo nos obligan a compararlos con los originales.

Ojalá hubiera tenido una voz privilegiada para ser mariachi cantor, eso hubiera sido yo. Pero no. Así como muchos, me gusta cantar pero tengo muy mala voz, así que bueno, mi estudio de grabación imaginario es por ahora una regadera. Pero eso sí, ¡VIVA MEXICO, CABRONES!

— Quienes me conocen saben bien porqué se me ocurrió el Lado A y el Lado B.

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