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EP176: El penacho, la capa y el mandil.

La semana pasada tuve la fortuna de pasar unos días de vacaciones en Viena. Uno de los atractivos que no quería perderme era el famoso penacho de Moctezuma, exhibido en el Weltmuseum Wien (el Museo Etnológico de Viena). Estaba ansioso por tenerlo de frente. Llegué al museo, una construcción bellísima y gigantesca. El primer recinto al inicio del recorrido correspondía al de las culturas indígenas mesoamericanas. La estrella del lugar, y en realidad del museo, era el consabido penacho. Estaba ahí, en medio del salón, protegido por una vitrina con una iluminación muy tenue. Se dice que esta vitrina es capaz de bloquear todo tipo de vibraciones, incluidas las pisadas de los visitantes. El museo ha invertido 80,000 euros en conseguir las instalaciones que ayuden a la conservación del artefacto. La exhibición completa en este espacio era oscura y para ser honesto, todo lo demás que había en otros escaparates, era una exhibición muy básica, aunque supongo suficiente para los turistas europeos. Mandiles y tilmas, elementos alusivos a la celebración del día de muertos, ilustraciones del sistema de castas de la época colonial, por ahí se movía el contexto.

Me concentré en el penacho. El verdor de las plumas de quetzal es tan vivo que podría pensar que han sido tratadas con algún tipo de pigmento, sin embargo y considerando la historia que tiene, lo creo improbable.

Desde 1978 el objeto en cuestión ha sido restaurado en múltiples ocasiones, la más reciente y detallada, fue en un esfuerzo conjunto México-Austria de 2010 a 2012 con la idea inicial de traerlo de regreso a México. Sin embargo, fue en ese momento que dictaminaron la extrema fragilidad y desistieron del traslado. En su lugar, se hizo una exposición completa alrededor de su mitología en Viena. La versión oficial es que tanto los expertos mexicanos como los austriacos coincidieron en la recomendación de no moverlo. En la actualidad, el mismo museo reconoce que es la pieza más importante de su colección.

Además del quetzal, se usaron plumas de otras aves; hay unas de color celeste y otras, marrón. Weltmuseum dice que de tres, la UNAM dice que cuatro. Asimismo, tiene incrustaciones de piezas de oro, plata y cobre, muchas de ellas faltantes después de tanto tiempo y que fueron reemplazadas con réplicas hechas durante la restauración. Las fotos que comparto aquí y el video los tomé yo mismo, con excepción de la foto del penacho por la parte de abajo, que es del archivo del museo.

La investigación que he hecho incluye artículos de varias fuentes, incluyendo al mismo museo. La realidad es que todos cuentan historias diferentes acerca de su origen, a quién perteneció, el verdadero uso del artefacto y, sobre todo, de cómo llegó a Austria.

Algo en lo que coinciden es que la forma en que llegó a Viena es incierta. Todos dan especulaciones al respecto. Unos dicen que fue un regalo de Moctezuma II (muerto en 1519, en Europa no saben cómo, en la UNAM dicen por asesinato de los capitanes españoles, pero hay hasta cinco versiones diferentes de cómo murió) a Hernán Cortés. Se dice que el penacho data de 1515. Otras opiniones, en especial la del director del museo, afirman que no pertenecía a Moctezuma sino a un sacerdote. (Es lo que más le conviene a Austria aceptar, dados los reclamos suscitados en las últimas décadas por parte de México)

Del cómo llegó a Viena, sigue siendo un misterio. Se dice que Cortés lo regaló a Carlos I, soberano de España y de Austria de la familia de los Habsburgo, en gesto solemne de reconocimiento de autoridad (ahora le llaman “Relaciones Públicas”). No hay prueba de esto. Se dice que fueron revisadas a detalle las listas de inventario de los barcos que partían desde la Nueva España y no encontraron indicios de que este objeto se mencionara en ellas. Sin embargo, en unos hay afirmaciones de una mención histórica documentada en un inventario de 1596 en el castillo de Ambras en Innsbruck y en el siglo XIX fue transportado a Viena. Así que no hay manera de probar quién fue el verdadero dueño original.

Se le asignó el nombre de “sombrero moruno” en 1569 y permaneció por el siglo XVII como elemento morisco. Después de supuestos saqueos piratas, el archiduque Fernando II de Tirol, también perteneciente a la familia Habsburgo, fue quien lo adquirió, aunque sin constancia de cómo ni cuándo. No fue hasta el siglo XIX que se reconoció como de origen indígena mesoamericano. Se expuso por primera vez en 1878, una vez despojada de las polillas que la habían carcomido y dejado en estado deplorable. En este año fue que comenzaron a exhibirlo extendido como se conoce ahora. Encontró su hogar en el Weltmuseum desde 1929 y es único penacho precolombino que existe hoy día. No obstante, hubo períodos en los que se exhibía con otros usos, tales como mandil o capa. Se especula que la razón era que, como penacho, habría una pieza faltante: un pico de oro (tomemos como referencia el logo de Aeroméxico) que se habría extraviado antes de ubicarlo en Tirol.

La realidad es que México tampoco prestó mucha atención a la pieza sino hasta los noventa, cuando la entrante globalización le dio una mayor difusión en el mundo. En lo personal, se me hace curiosa la insistencia en llamarlo “de Moctezuma” cuando hay demasiada inexactitud histórica para certificarlo así. La narrativa se ha acarreado por el tiempo de tal manera que, durante los últimos treinta años, todos los presidentes mexicanos han solicitado su devolución. La razón oficial para no hacerlo sigue siendo la extrema fragilidad del objeto y lo problemático que sería su traslado. La imagen del reverso del penacho demuestra lo cierto de esta aseveración.

El reverso del penacho

En 2004 y durante una visita a Viena, Felipe Calderón dijo que no había problemas entre México y Austria, a excepción del Penacho de Moctezuma. Fue hasta que López Obrador elevó la situación a conflicto cuando en 2021, envió a su esposa a Viena a reclamar en vano el retorno del tocado azteca. En una de sus mañaneras en junio de 2023, expresó con una reacción de regaño lo que se había guardado por casi dos años y acusó al personal del museo que atendió a la otrora primera dama de tratarla con arrogancia, en particular “una mujer” que se apareció de repente en la junta y la desdeñó (la aplacó, para nosotros).

Pues bien, se agregaron fundamentos diplomáticos a la situación y el penacho no solo se quedará en Viena, sino que el arreglo de buena fe que se tuvo por tantos años para los ciudadanos mexicanos de estar exentos del pago de sus entradas al museo al mostrar su pasaporte, desde enero 2025 quedó suspendido. Así que ahora, páguele 25 euros si quiere ver el penachito y aviéntese el resto del museo para que desquite la visita. Después de 500 años y ante el desencuentro de dos países, me atrevo a creer que el bendito penacho representa la inadvertida venganza de Moctezuma.

Referencias:
https://www.bbc.com/mundo/noticias-60500638
https://www.dw.com/es/la-historia-del-legendario-penacho-de-moctezuma/a-66476342
https://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/1349/1326
https://oem.com.mx/elsoldemexico/cultura/el-penacho-de-moctezuma-no-le-pertenecio-al-emperador-y-no-se-sabe-como-llego-a-europa-13081918
https://www.infobae.com/mexico/2024/03/20/el-penacho-en-viena-realmente-era-de-moctezuma/

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