Imagínate vivir en una urbe con tanto movimiento económico, que atrae a miles de personas al mes en búsqueda de oportunidades. Ahora imagina a todas las personas que no las encontraron y quedaron desamparadas o bien, que perdieron lo que tenían ante las nuevas exigencias y la creciente gentrificación. Mucha gente de grandes ciudades como Los Ángeles, Nueva York, Berlín, Londres termina viviendo en la calle. De pronto, una persona en desgracia se encuentra un espacio (un pórtico, un nicho, una banca) que le permite pasar la noche con un poco de resguardo o comodidad (en algunos casos, calor). Una vez localizado este espacio, sus visitas se repetirán y en breve, se hará una costumbre. Luego, invitará a otras personas en la misma circunstancia y cuando menos acuerdan, este espacio se ha convertido en una morada de indigentes.
Este proceso se ha convertido en un problema moderno para los ayuntamientos de muchas ciudades de América y Europa, en muchas instancias, generalizado y sin solución socialmente digna. Dueños y arrendatarios de locales comerciales comenzaron a exasperarse al llegar por las mañanas a abrir sus negocios y encontrarse en puertas y banquetas con residuos de comida, basura e incluso heces fecales de perros y humanos. En 2015, en Londres, se registra una de las primeras apariciones de medidas en contra de este inconveniente. Instalaron en tiendas y edificios de apartamentos picos de metal alrededor de sus fachadas y entradas. Eran algo así:

Fue una prevención que se fue generalizando al grado que originó una gran polémica. Por un lado, desde 2012, el aumento registrado de personas durmiendo en las calles de Londres había alcanzado un 75%. Hubo manifestaciones y protestas contra estas tácticas que bautizaron como «arquitectura hostil» y finalmente, el entonces Primer Ministro, Boris Johnson, ordenó que fueran retiradas.
Sin embargo, esto no fue el final de la arquitectura hostil (o defensiva, para algunos), sino su comienzo. Pronto salieron diseños implementados en otras ciudades. Las ubicaron tanto en exteriores públicos (parques, paradas de autobús y plazas), como en sitios subterráneos (metro o áreas comerciales protegidas). Aquí algunos ejemplos de arquitectura hostil:







La resistencia a este tipo de recursos ha sido polarizante. El principal argumento tiene que ver con el hecho de que la arquitectura hostil va orientada a afectar a minorías vulnerables, como los indigentes y los inmigrantes. La respuesta es que en muchos casos, se enfoca a prevenir el crecimiento de otros grupos, como los skateboarders y los junkies, que en muchos casos, contribuyen a la inseguridad en las calles.
De esta manera, rediseñaron un poco las ideas y obtuvieron la ahora infame «Camden Bench» (Banca Camden). Una banca con un diseño tan peculiar que impide recostarse, mantenerse sentado por largos períodos, acumular agua y polvo, deslizarse con una patineta, u ocultar cosas en sus recovecos. Aquí la banca Camden:


Hay incluso sitios en donde se instalaron aspersores de agua que se activan de manera intermitente, pero no son para el riego de plantas. En Nueva York, dado su creciente problema de gente viviendo y negociando ilegalmente en las calles, la ciudad ha adquirido una reciente predilección por la arquitectura hostil o defensiva. Este video muestra los niveles a los que ha llegado el nuevo urbanismo:
Es un tema interesante y contemporáneo, un producto de la riqueza extrema de ciertos segmentos a nivel global y la pobreza residual en tantos países. Las oportunidades no son iguales para todos, las amenazas económicas y sociales han escalado en sus niveles de peligrosidad. La gente es más vulnerable, pero también este segmento social crece de forma acelerada. Se confunde el concepto de gente en necesidad contra la gente vividora. Las respuestas de los segmentos sociales que cuentan con recursos son desesperadas y con frecuencia, desproporcionadas. Muchos califican a la arquitectura hostil como una herramienta aporofóbica (rechazo sistémico de la probreza y de los pobres). Lo que es cierto, es que está cundiendo. ¿Será más parte del problema que de la solución? ¿Realmente será un incentivo para la productividad de los individuos?
