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EP141: Los Men’s Sheds

Allá por inicio de los ochenta se formó en Australia un movimiento llamado Men’s Sheds, que era una organización sin fines de lucro orientada a mejorar la salud y bienestar de hombres de edad mayor. Al principio, uno de los precursores se concentró en ex-mineros que no estaban recibiendo los servicios de salud correspondientes. En el sur de Australia se detectaba un inapropiado cuidado de los hombres con demencia senil o exsoldados de la guerra de Vietnam que presentaban alguna manifestación de enfermedad mental.

Este movimiento fue expandiéndose por el territorio australiano y fue formalizado y fundado por Maxine Chaselingen marzo de 1993 en Goolwa, Australia del Sur. La forma en que se le ocurrió la idea tuvo mucho qué ver con la experiencia de su propio padre después de que sufriera un paro cardíaco que le dejó incapacitado de trabajar. Entró en un estado depresivo y se sentía atrapado en casa y ella notó que lo único que le daba algo de alegría era continuar con las mejoras del cobertizo que tenía en su propiedad. Maxine tenía experiencia en el área de servicios de gerontología y estaba al tanto de que los hombres en asilos se mostraban desorientados y nada interesados en las actividades que se programaban para las mujeres, las cuales, predominaban en los calendarios. Esta fue el punto de partida para crear un cobertizo con un tamaño suficiente como para que muchos hombres participaran y aportaran ideas, aprendieran de otros y se creara un ambiente favorecedor a la salud mental. En este momento, al lugar sólo se le conocía como «The Shed» y no fue hasta 1998 que se abrió el primer «Men’s Shed» en la región de Victoria en Australia y además de funcionar como un lugar para socializar y practicar artesanías y habilidades manuales, servía también como una fuente de información relacionada a la salud física y mental.

Estos centros cumplen con la función de proveer recreación y educación para hombres de clase trabajadora y sus familias. El concepto proliferó y trascendió fronteras y mares, llegando hasta Irlanda, hogar del primer Men’s Shed del hemisferio norte en 2011. Le siguieron Reino Unido en 2013 y Escocia en 2015. Para 2023 hay más de 900 sheds en Reino Unido. En Estados Unidos sólo contaban con tres en 2017 y en Canadá se creó la asociación Men’s Sheds apenas en 2022.

Los centros Men’s Sheds se enfocan principalmente en restauración y construcción, siempre en apoyo a las comunidades locales. También hay centros que ponen más énfasis en los temas de salud y bienestar, facilitando espacios seguros y libres de costo para que hombres acudan a compartir y solicitar información acerca de sus problemas clínicos y mentales. Por último, hay sheds que son más de tipo social recreativo y otros orientados a educar en habilidades manuales. Actualmente ya hay sheds virtuales para aquéllos que viven en comunidades remotas a los centros físicos. Muchos de estos sheds son creados para la comunidad de veteranos, la cual incluye policías, bomberos, paramédicos, rescatistas y militares que hayan sufrido lesiones, incapacidades o desfiguraciones que los inmovilizan o impiden que acudan físicamente a alguna de las locaciones. Aproximadamente un 30% de los hombres afiliados a cualquier formato de shed sufren algún tipo de discapacidad.

En general, los hombres afiliados y activos en los Men’s Sheds están de acuerdo en que se sienten mejor respecto a sí mismos y más aceptados en sus comunidades ya que cuentan con un lugar en el que obtienen un sentido de pertenencia. Una de las satisfacciones que obtienen es poder ayudar a otros hombres diabéticos o con Alzheimer a sobrellevar sus vidas, esto les causa especial retribución personal.

Al encontrarme con este tema, pensé primero en cómo este concepto podría ser de utilidad en sociedades más gregarias y de más convivencia natural, como las latinas. No obstante, nuestro tejido social ha ido cambiando y tomando elementos individualistas de otras sociedades europeas o la norteamericana. Sin embargo, creo que nuestras sociedades de hombres mayores se confinan a grupos específicos que se dan cita esporádicamente con intereses que no van más allá de comentar cómo ha cambiado la vida y contarse un par de anécdotas. Sin embargo, aquéllos que están pasando por momentos difíciles de depresión o enfermedad, se quedan en casa y no participan en estas reuniones. ¿No sería algo de trascendencia que hubiera un movimiento solidario como Men’s Sheds en nuestras comunidades? En esa unión de seguro se despertaría un interés por parte de la sociedad y de las organizaciones de apoyo. Los seguros de gastos médicos mayores para personas de la tercera edad están inalcanzables de precio, pocos pueden costearlos; y por otro lado, los servicios médicos públicos más bien representan un reto personal para los pacientes y para sus familiares. Hace falta apoyo, hace falta información. Personas afines que se congregan para un bien común sólo pueden hacerse más fuertes unos a otros en ese esfuerzo.

Quisiera imaginar un día en el que hubiera este desapego del ego y en el que las personas se compartieran en tiempo y lugar en una solidaridad por buscar un cambio positivo en la forma en que vemos a los hombres de la tercera edad. Muchos de ellos aún tienen mucho que aportar, quizás más que en sus años previos. Hay algunos con temas pendientes, es posible que necesiten hacer enmiendas (nunca es tarde) o simplemente busquen quién los escuche y comprenda. Quizás lo que necesitan es contar con un espacio y con un grupo de apoyo que los escuche, que haga más fuerte su voz.

En un país como México, tan lleno de problemáticas e injusticias, lo que prevalece y que no se agota, es gente buena. ¡Me entusiasma imaginar las cosas geniales que pueden suceder cuando la gente de bien se pone de acuerdo!

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