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EP140: El Elvis rojo.

Dicen que nadie es profeta en su tierra, especialmente cuando eres agente secreto comunista. Me topé con la historia de Dean Reed, un contemporáneo de Elvis Presley nacido en Colorado que buscaba el éxito musical a finales de los cincuenta. En 1958 ya residía en California y logró firmarse con Capitol Records. Las cosas se veían bien y números como «Our summer romance» y «I kissed a queen» se promovían en la radio. Las canciones tienen buen ritmo y recuerdan en definitiva a un «Let me be your teddy bear» de Elvis o un «Peggy Sue» de Buddy Holly. Por alguna razón, quizás la enorme competencia del momento, su éxito no pasó de ser un flamazo momentáneo de media talla. Sin embargo, su música era muy escuchada en otros lugares, específicamente Argentina, Chile y Perú. Dean Reed decidió trasladarse a Sudamérica e iniciar una gira de presentaciones. Logró llenar estadios gozando del éxito que sólo soñó tener en su país. Decidió fijar su residencia en Chile, aprendió español e inició una prolífica carrera artística que incluyó discos, películas y hasta un programa de televisión en Argentina.

Dean Reed

Durante los años de la guerra de Vietnam, Reed comenzó a relacionarse con los círculos izquierdistas de la región, de hecho, hizo del chileno Víctor Jara uno de sus mejores amigos. Víctor Jara fue el cantante más representativo de la música de protesta en Sudamérica y su afiliación al Partido Comunista de Chile nunca fue un secreto. Cuando derrocaron a Salvador Allende en 1973, fue capturado, mutilado y torturado por sus ideales. Finalmente fue ejecutado de cuarenta balazos en el mismo estadio que hoy, después del retorno a la democracia chilena, lleva su nombre. Desde los sesenta, Dean Reed había cambiado de residencia a Argentina; sin embargo, impulsado por su creciente vínculo y discurso de izquierda, en 1966 fue deportado. Fue recibido en Roma, Italia, donde paralelamente a Elvis, se dedicó a afianzar una carrera como actor. Filmó películas de tipo spaghetti western hasta que fue invitado a Moscú por la Organización Juvenil Socialista. Este viaje incrementó su fama como marxista (él no se consideraba comunista) y sus presentaciones fueron utilizadas como propaganda política soviética. El precio de esto fue el repudio de la poca audiencia que le quedaba en Estados Unidos y su exilio por varios años más. En 1976 ya era un colaborador secreto de la Stasi bajo el alias de… Víctor.

Víctor Jara

Su pensamiento marxista se radicalizó después del asesinato de su amigo Víctor Jara y aún en medio de la dictadura de Pinochet, en 1983, viajó a Chile como turista para hacer conciertos. Fue expulsado del país de inmediato. Desde 1970 su residencia sería Berlín Oriental, en concordancia con su pensamiento que, entre otras cosas, defendía el muro. Esto lo haría público en una entrevista del programa 60 Minutos y le costaría la amistad de los pocos contactos que le quedaban en Estados Unidos. A pesar de todo, él decía sentir afecto por su país y declaró impuestos al tío Sam hasta el día de su misteriosa muerte en Alemania Democrática en 1986 a los 47 años (Elvis murió a los 42 años).

La muerte de Reed se rodeó de enigmas. La noche anterior al inicio del rodaje de una película que estelarizaría debió reunirse con el productor, pero lo dejó plantado. Al día siguiente faltó al rodaje y no se supo de él por cinco días. Apareció muerto y flotando con el rostro desfigurado en un lago alemán. Se especula que se trató de un suicidio ocasionado por su depresión ante el exilio y repudio de sus compatriotas. Para el gobierno comunista de aquel entonces, los suicidios no se contabilizaban, eran registrados con causa de muerte accidental. Hay teorías recientes que aseguran se trató de un asesinato perpetrado por su tercera y última esposa, quien se sospecha era una agente de la policía secreta alemana. La verdadera causa de su fallecimiento permanece incierta.

Dean Reed

El legado musical de Dean Reed no es muy conocido. Sus canciones no son malas, son muy similares a todo lo que se escuchaba en el momento, pero sin duda su vida deja una reflexión sobre las decisiones y los caminos que una persona elige. De pronto pequeñas cosas que parecen sin importancia, como entablar una amistad con la persona equivocada o expresar una forma de pensar fuera de lugar o a destiempo, se van apilando y conforman un carácter, una realidad de vida. Lo interesante es darse cuenta de un rumbo lleno de obstáculos por respaldar la verdad en la que se cree y no cambiarlo; permanecer con la convicción de estar en lo cierto aunque desemboque en el detrimento propio. ¿Quién nos puede asegurar que estaremos en el lado bueno o malo de la historia una vez transcurridos los lustros? Todos los humanos somos asimilados de los sistemas políticos, algunos basados en democracia, otros en religiones, unos cuantos más en la sucesión del poder; ¿qué tan dueños somos de elegir bajo cuál orden vivir? Es cierto que la encomienda de los artistas es sacudir el status quo, para mí es difícil discernir qué tanto es demasiado cuando se trata de la expresión creativa y el arte. Es una línea transgresora tenue, pero supongo que para un verdadero artista, no hay censor que valga, tampoco hay vuelta atrás. En muchos casos, aunque cueste la vida.

Comparto algunos audios de Dean Reed, también conocido como el Elvis Rojo.

Esta canción fue su más grande éxito, suena un poco a «Let me be your teddy bear» de Elvis o algo cantado por Buddy Holly.
Esta canción tiene un sonido similar a lo que Los Platters ofrecían a inicios de los cincuenta.
Su interpretación del Himno a la Alegría cantado en español.

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